Mi mejor maestro no fue aquel que dejaba de dictar clase por dar sus pequeñas conferencias que en su momento no tenían mayor relevancia, que ahora entiendo por supuesto, ni tampoco el que pasaba a escribir en el tablero y lo único que hacíamos (sus estudiantes) era copiar lo que escribía, ni el que se sentaba en el escritorio a dictarnos largos párrafos que debíamos copiar, incluso el profesor de matemáticas, que resolvía las operaciones en el tablero pero no le entendíamos, y cuando preguntábamos decía algo como: 'eso lo debieron haber visto antes', nunca me gusto esa clase porque nunca nos dijo para que servía todo eso.
Mi mejor maestro fu el el profesor de sistemas, ese profesor que se hacía entender de una u otra manera, siempre buscaba la forma de hacernos entender lo que quería explicarnos, en lo personal tenía una idea clara de lo que quería explicar y de como debía aplicarlo. Recuerdo tanto cuando en una clase de cambio de base el profesor tenía que dividir por dos cifras y pregunto por quien no sabía como hacerlo, un estudiante levanto la mano y tomo parte de su clase para explicarle, mi compañero no entendió, y al profesor ver la situación ofreció parte de su tiempo fuera de clases para explicarle bien dicho tema.
Un profesor dedicado realmente a su trabajo y que desempeñaba muy bien son las razones para elegirlo como mi mejor maestro, aun así, eso no es todo, el profesor tenía un gran carisma, un sentido del humor que nunca olvidare, siempre que acabábamos a tiempo los talleres que dejaba nos contaba anécdotas, unas veces divertidas, otras interesantes, otras más personales... Eso nos acercaba a él de una manera indirecta lo cual, creo ahora, hizo que la relación profesor-estudiante fuera exitosa, además era un profesor respetuoso y así mismo se hacía respetar, motivaba la clase relacionando el tema que veríamos con situaciones de la vida real, a pesar de ser un poco duro para calificar comprendo que lo hace para corregirnos.
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